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martes, 17 de mayo de 2011

La LOE....OLÉ

La Ley de Ordenación de la Edificación, también conocida por sus siglas LOE, es la legislación sobre edificación vigente en España desde 1999. Surgió para definir unos requisitos básicos en la edificación.
Esta ley establece en su preámbulo que tiene como objetivo adecuar la regulación legal de la educación no universitaria a la realidad actual en España (educación infantil, primaria, secundaria obligatoria, bachillerato, formación profesional, de idiomas, artísticas, deportivas, de adultos) bajo los principios de calidad de la educación para todo el alumnado, la equidad que garantice la igualdad de oportunidades, la transmisión y efectividad de valores que favorezcan la libertad, responsabilidad, tolerancia, igualdad, respeto y la justicia, etc.


El texto de esta Ley prevé la existencia de centros de educación públicos, centros de educación privados y centros de educación privados-concertados. Los centros de educación privados concertados son centros creados por iniciativa de la sociedad civil pero sostenidos con fondos públicos. Estos centros responden a la exigencia constitucional de libertad de enseñanza, es decir, de la libertad de los padres de familia de elegir el tipo de escuela a la que quieren que asistan sus hijos, para la cual es imprescindible superar los obstáculos económicos para una elección libre.
La financiación de la libertad de enseñanza con fondos públicos puede ser realizada de diversas maneras: La ayuda directa a las familias a través del denominado Cheque Escolar, el pago del salario de los profesores de los centros educativos no estatales, entre otros. El modelo recogido por la LOE mediante los conciertos educativos es este último: financiar el sueldo de los docentes.
No sé... Llevamos tres reformas educativas en quince años. Y cabría preguntarnos: Las reformas emprendidas ¿que pretendían realmente? ¿Qué buscaban cambiar, reformar, resolver o mejorar? ¿Y en base a qué presupuestos, bajo qué parámetros, con que finalidades? ¿En qué círculos de poder se toman las decisiones de reformar los sistemas educativos? ¿En qué momento se ha planteado a la sociedad que educación quiere y que sistema educativo le garantiza esa educación?
Últimamente estamos asistiendo en todos los ámbitos sociales y políticos a un proceso sumamente peligroso que pervierte la estructura del sistema democrático y que cuestiona la ética de los medios de comunicación social que deberían estar al servicio de la verdad y de la ciudadanía. Este proceso se basa en repetir varias veces una mentira, y argumentar esa mentira, repitiéndola tantas veces que al final la ciudadanía dude o crea que es verdad. Al mismo tiempo esa estrategia ejerce como elemento que impide un análisis serio y riguroso de los elementos que condicionan una situación, distrayendo la atención hacia otros que no tienen ninguna relevancia.
Y a este hecho no permanece ajeno el debate educativo. Se presentan como verdades análisis parciales y poco profundos de la realidad escolar, se cuestionan leyes anteriores, sin que llegaran a aplicarse y en base a presupuestos completamente falsos, se utiliza un vocabulario especializado desconociendo e incluso pervirtiendo su significado y se lanzan ataques contra colectivos enteros sin haber profundizado en sus planteamientos ni experiencia a lo largo de los años . Y lo que es todavía más grave, el debate educativo se secuestra a los profesionales de la enseñanza, al alumnado, a las familias y a la sociedad en general que son los directamente implicados en la misma.

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